Con sincio de viajar...

Somos una pareja que reside en Santander y que dedica los fines de semana a conocer nuevos lugares.
Empezamos en Cantabria... ¿Dónde terminaremos?

sábado, 3 de marzo de 2012

Covadonga & Gijón

A diferencia de otros fines de semana, hemos conseguido engañar a unos amigos para irnos de excursión.
Nuestra primera parada fue en casa de Ali, donde nos reunimos con ella y sus dos amigos, Sergio y Pedro. 

El recorrido hasta Covadonga se hizo bastante ameno a pesar de los kilómetros que lo separan de Santander. Fuimos hablando durante todo el camino y, sobre todo, nos fuimos riendo del pobre Sergio, que había salido el día anterior de fiesta e iba “tocado”.

Covandonga está en el concejo de Cangas de Onís, en el Principado de Asturias. Lo primero que vimos según llegamos fue su gran basilica, que fue construida entre 1877 y 1901 por Federici Aparici en colaboración con Mauricio Calvo. Se trata de un gran edificio de roca caliza roja, que presenta una gran unidad estilística dentro de los cánones neorrománicos en el que fue concebido. La basílica, que se asienta sobre una gran terraza, tien tres naves, la central notablemente más alta.

                                        

Justo enfrente de la basílica pudimos ver una estatua de bronce de Pelayo. (foto)

                                                  

Muertos de hambre después del largo viaje, decidimos buscar un sitio en el que saciar nuestra gula. ¿Cuál fue nuestra sorpresa? Encontrar un bar donde tomar algo no es tan sencillo como en principio se nos antojaba. Por fin encontramos un bar pero tenía trampa, para llegar a él había que subir … demasiadas escaleras, al llegar vimos que no era gran cosa pero después de subir, como para no tomarnos algo.

Ya con nuestros estómagos llenos, nos metimos en la “Santa Cueva”, una gruta cavada en la roca, en la que se encuentra la Virgen de Covadonga. Hay muchas historias en torno a la creación de este santuario. Algunos historiadores creen que lo más creíble es que Pelayo y los cristianos, refugiados en la cueva de los musulmanes, llevaran consigo alguna imagen de laVirgen y la dejaran allí tras su victoria en la Batalla de Covadonga, La primera construcción de el santuario data de tiempos del Alfonso I, el Católico, quién mandó construir la capilla dedicada a la Virgen María, que daría origen a la advocación de la Virgen de Covadonga (la santina), al vencer a los musulmanes. Está claro que nuestros antepasados eran capaces de realizar trabajos con la piedra increíbles, ser capaces de excavar una gruta así en este monte nos parece algo realmente prodigioso, pero a decir verdad y para nuestra opinión, la nueva construcción que han realizado detrás de la Virgen le quita toda la magia al lugar. 


                                       

Después de visitar la gruta, bajamos un montón de escaleras hasta una laguna preciosa, en la que se puede ver cómo entra agua desde detrás de las rocas. En ella muchos visitantes lanzan una moneda para pedir un deseo, todos imaginaréis que Laura lo hizo. Junto a esta laguna se encuentra la fuente de los siete caños, sobre la que cuenta la tradición que si bebes de todos los caños te casarás en el siguiente año. No bebimos ninguno, primero porque no nos queremos casar todavía, y segundo porque ¡¡el agua no era potable!!

                                                  


No podíamos marcharnos de este lugar sin antes subir a los Lagos. Para llegar a ellos hay una carretera tan estrecha como pinada, pero realmente merece la pena subir, aunque sea sólo por el paisaje que vas admirando. Subirla en coche es complicado, todavía no entendemos como hay gente que es capaz de subirla en bicicleta. Los lagos forman parte del Parque Nacional de los Picos de Europa, y son glaciares formados por los lagos Enol, La Ercina y uno más pequeño llamado El Bricial, aunque este sólo tiene agua cuando se produce deshielo. El primer lago al que llegamos es el Enol, pero no paramos y subimos hasta el siguiente, el de la Ercina. En él nos encontrábamos a una altitud de 1100 metros, ¡¡ahí si que podíamos respirar aire fresco!!! La verdad es que quizás no acertamos con la fecha de visitarlos, ya que el frío y el césped mojado no nos dejó disfrutarlo como nos hubiera gustado. Además existe una ruta para andar que va desde éste al lago al de más abajo.

                                         

                                         


Ya bajando paramos en el Mirador de la Reina para hacernos unas cuentas fotos con la zona de Cangas de Onís de fondo.

                                         


Ya había llegado la hora de comer, así que fuimos a un restaurante al que ya habíamos echado nada más llegar. Encontrarlo es muy sencillo: está a la izquierda de la rotonda de la entrada a Covadonga, junto a la salida que lleva a los lagos. Por un precio realmente barato (unos 10€, creemos recordar) nos comimos un exquisito menú del día. Curiosamente, todos elegimos lo mismo: fabada y escalopines al queso de Cabrales. La comida está buenísima, el trato también estuvo muy bien, y, además, desde el comedor hay unas vistas preciosas al río Covadonga. Después de comernos los postres (tarta de queso y flan) y tomarnos el café, volvimos a ponernos en marcha.
   
Como nos habíamos puesto bien las pilas, decidimos dirigirnos hacia Gijón. Por el camino Jorge y Sergio fueron echándose una siestaza, mientras Pedro, Ali y Laura rajaban sin parar y disfrutaban de un paisaje realmente bonito. Cuando llegamos a Gijón quedamos con unos amigos de Pedro, que nos llevaron a una sidrería a... beber agua. ¡NOOO! No podíamos irnos de allí sin ponernos hasta las patas de sidra. Allí disfrutamos de una agradable conversación, mientras el camarero venía cada dos minutos a escanciarnos culines de sidra. A los que no somos de Asturias nos resulta muy curiosa la facilidad con la que escancian la sidra, cuando en realidad es algo complicadísimo.

Cuatro o cinco botellas después nos pusimos en marcha para conocer el centro de Gijón, aunque, si somos sinceros, acabamos en otra sidrería en una plaza. Nos hicimos las típicas fotos en la escultura en la que pone “GIJÓN” y visitamos también la estatua de Pelayo. 

                                           



                                                     

En resumen, decir que el día ha sido muy productivo. Recomendamos a todo el mundo que visite Covadonga, es un lugar mágico y unido a los lagos es una elección perfecta para pasar un día, aunque si hace bueno lo aprovecharéis mejor. Sobre Gijón, nos quedamos muy a medias y queremos volver para conocerlo más a fondo. ¿Lo mejor del día? ¡¡LA SIDRA Y LA COMPAÑÍA!!

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