Tercer día en la ciudad de Barcelona. Amanece
con nubes y claros, y hoy nos hemos levantado algo más animados que el día
anterior, aunque con la pena de tener que cambiar de hotel. En ese momento no
sabíamos que el cambio iba a ser tan grande, ahora lo sabemos, nuestro nuevo
hotel… como decirlo… es cochambroso, pero sólo vamos a utilizarlo para dormir así
que… hay que mirar las cosas buenas, el nuevo hotel está prácticamente en el
centro, al lado de la Barceloneta y el cambio de ambiente nos ha encantado.
Como parte mala... no sé por dónde empezar. El ascensor nos daba tanto mal
rollo que bajábamos las desde el cuarto piso andando, según llegabas a la
planta te encuentras con un pasillo estrecho y oscuro, y cuando entras en la
habitación la cosa no cambia: la puerta se choca con la cama, hace frío, hay
una pequeña ventana desde la que puedes ver todo lo que hacen los vecinos de
enfrente (no creo que haya más de 10 metros entre edificio y edificio)... en
fin, un caos. Al mal tiempo buena cara.
Pasamos a la descripción del día. La primera
caminata ha sido por la Barceloneta
y el paseo marítimo hasta casi la villa olímpica. La Barceloneta es un
barrio de pescadores con forma triangular en el que por las olimpiadas del 82
se construyó una playa artificial ganando terreno al mar. Nos ha gustado el
ambientillo que se cocía y poder dar un paseo cerca de la playa. Destacar un
hotel muy bonito en forma de vela, del cual estoy convencido que si fuera de
Norman Foster sería mucho más famoso, la
plaza de la Barceloneta, una placita que encontramos casi sin querer y que
ahora sabemos que se trata de la iglesia
de Sant Miquel de Port y que nos encantó por la fachada “renacentista” que
se podía admirar, y los dos altos rascacielos que de la villa olímpica. Visitamos
también el parque de la Barceloneta y nos decepcionó un poco. Como apunte diré
que nuestra caminata ha sido mucho más calmada que la de días anteriores,
andábamos unos metros y buscábamos el primer banco para sentarnos y descansar.
Nuestras piernas empiezan a pasar factura después de estos días tan duros.
Después de hacer el camino de vuelta, y
comprando por el camino choricito para más tarde hacernos unos bocatas, hemos
parado en la Estación de Francia,
una estación de carácter monumental realizada con una estructura metálica de
estilo modernista en la que trabajó entre otros Pedro Muguruza. Luego hemos
seguido andando hasta el Parque de la
ciudadela. Un parque realmente bonito y, como me ha dicho mi amigo Toni,
romántico. Un sitio por el que da gusto pasear con una zona con barquitas, otra
con una fuente muy grande preciosa, un mamut, alguna escultura y justo al lado,
para quien quiera, un zoo. Hemos aprovechado este fabuloso lugar, para hacernos
los susodichos bocatas y recuperar fuerzas para la tarde que nos esperaba.
Decir que a lo lejos desde el parque vimos el arco del triunfo, pero nuestras
piernas se negaron a verlo más de cerca.
Ya con más entusiasmo nos dirigimos al metro
de la Barceloneta para ir a nuestro siguiente destino, Plaza de Espanya, en Montjuic.
Salimos por la salida de la Fira de Barcelona y pudimos admirar las Torres Venecianas de la plaza y la
escultura que se encuentra en el centro de la rotonda, realmente es una de las
plazas más bonitas que he visto. Justo hacia el otro lado se encuentra el Arenas de Barcelona, una antigua plaza
de toros reconvertida en centro comercial, pero ahí iremos más tarde. Pasamos
entre las dos torres de la plaza y la Fira de Barcelona para llegar a la fuente
de Montjuic, aunque aún estaba sin agua, y giramos a la derecha en dirección al
Caixa Forum. Un edificio reconstruido
de la antigua fábrica de Casaramona con un estilo modernista y donde había una
exposición de Goya, entre otras. Esta exposición nos ha gustado muchísimo, era
de grabados y tenía algunos de los cuadros más famosos del artista. Nos ha
encantado el ambiente que había, mucha gente interesándose por la cultura. Todas
las exposiciones eran gratuitas, y hemos subido a la parte superior del
edificio, el cual tenía una cubierta plana catalana muy curiosa de ver y desde
donde se podía admirar el Museo Nacional
de Arte de Cataluña. Nuestra intención era seguir hasta Poble Espanyol, pero al ver que era todo subida y con el
cansancio acumulado decidimos darnos la vuelta y buscar el Pabellón de Mies Van der Rohe, que no habíamos visto. Al llegar a
él resultó que se trataba del Pabellón
de Barcelona, un trabajo grandioso de este gran arquitecto y que yo pensé que
sólo lo habían realizado para una exposición y que ya había sido retirado. Hice
mil fotos porque Mies es uno de mis arquitectos favoritos y uno de los que me
hizo enamorarme de la arquitectura.
Llegando ya la hora del espectáculo en la Fuente de Montjuic (de 7 a 9), nos
dirigimos hasta unos escalones para verlo mejor. La verdad es que es un
espectáculo ver lo que se puede conseguir con agua y música. Quedamos
totalmente prendados aunque echamos de menos la incorporación de la luz en la
ecuación, pero nada, que no se hacía de noche.
Después de casi una hora decidimos que el frío
podía con nosotros y que era hora de volver. Cuando ya íbamos a coger el metro
en la plaza de Espanya, cambiamos de opinión y subimos a la parte superior del Arena de Barcelona. Hay un ascensor exterior de cristal en el que
merece la pena montar, me parece muy triste que te cobren por subir en él,
aunque el precio sea un mísero euro. Las vistas desde arriba son increíbles,
hacia un lado podemos ver el camino que habíamos recorrido anteriormente y a lo
lejos la Torre de Calatrava, que sin
duda da nivel a las vistas, y hacia el otro lado a parte de ver a lo lejos el
Tibidabo, la Sagrada Familia o la Torre Agbar, podemos admirar el parque de Joan Miró, un placer para la
vista sin duda.
Hola chicos! qué lanzados..blog y todo!! enhorabuena!
ResponderEliminarJorge, tienes razón, el pabellón de Mies lo quitaron después de la exposición, el que hay ahora es una reconstrucción pero lleva ya muchísimos años y es super chulo igualmente!!