Después de un madrugón infernal (4:10 de la mañana) y un recorrido en coche hasta Barajas, llegamos a la T4 para coger nuestro vuelo a Barcelona. Incluyo esta parte porque a pesar de ser de Madrid quedamos alucinado al ver la obra de arte que es la T4, construida por el arquitecto inglés Richard Royers.
Montamos en nuestro avión y tras un pequeño retraso, salimos hacia nuestro destino. Fue un vuelo muy tranquilo y sin incidencias. Una vez en el aeropuerto, cogimos un autobús que nos llevó a Plaza Cataluña. El aeropuerto de Barcelona es muy intuitivo y se llega muy fácilmente a la zona del transporte público. Allí cogimos el metro para dirigirnos hacia nuestro hotel, el Tryp Condal Mar. La verdad es que quedamos gratamente sorprendidos con él, ya que no esperábamos que fuera tan bonito. Decidimos dormir un rato para coger fuerzas, nos esperaba una tarde de patearnos la ciudad.
En este primer día hemos decidido recorrer toda la parte gótica, así que nuestra primera parada fue la Plaza de Jaime I, desde donde nos dirigimos a la oficina de turismo para que nos orientaran un poco. Después de que nos dieran un planito y no nos dijeran casi nada, fuimos a ver la Catedral. Quedamos alucinados con los arcos ojivales y las formas que tiene. Realmente una construcción gótica perfectamente realizada y que está situada de tal forma que entres por donde entres te la encuentras en toda su inmensidad. La entrada para visitar el interior cuesta 6€, pero no lo hicimos porque había un montón de gente en la cola.
Una vez terminada nos dirigimos casi sin querer al Mercado de Santa Caterina, del que ni si quiera nos habían informado en la oficina turística. Su cubierta es realmente sorprendente por su colorido mosaico y su forma que recuerda a las olas del mar.
Desde el mercado nos hemos dirigido hacia la Plaza del Rey, haciendo una pequeña parada en Starbucks para que Laura probara su primer frapuccino chocolate (mmmmmmmm). Hemos vuelto a parar a la estación de metro en la que nos apeamos para luego dirigirnos al Museo Picasso. No hemos entrado porque el precio nos parecía excesivo (14€!!) y creemos que hay cosas mucho más interesantes por las que pagar.
Como Jorge está leyendo "La Catedral del Mar", tenía especial interés en visitar la Iglesia de Santa María del Mar, así que nos acercamos dando otro paseíto hasta allí para admirar la extraña belleza de la misma.
Nos hemos dirigido hacia el mar hasta llegar a Plaza Palacio. Desde allí se empezaba a entrever el Cap de Barcelona, una escultura de gran tamaño del artista Roy Lichtenstein. Esta obra nos ha llamado especialmente la atención, porque sigue la estela colorida y modernista que envuelve toda la ciudad.
Junto al puerto deportivo se encuentra el Paseo Colón, que desemboca en una gran estatua que recuerda a la de Madrid. Pasear por esta calle nos ha resultado muy agradable por la brisa y el ambiente marítimo. Desde el mirador de Colón se puede ver Torre de Jaime I y el World Trade Center, emblemas del puerto de Barcelona.
En una visita a la zona antigua de Barcelona no puede faltar un paseo por las Ramblas, aunque el nuestro se ha complicado ligeramente. Comenzamos subiendo esta famosa calle e hicimos la primera parada en el Bosque de las Hadas, un pequeño bar situado junto al museo de cera en el que toda la decoración recuerda a un encantador y mágico bosque. Entramos con miedo de pagar 10€ por dos cafés, pero, sorprendentemente, con 2,80€ lo teníamos resuelto. Merece la pena visitar este lugar tan especial.
Hemos seguido paseando por La Rambla y nos hemos desviado para ver el Palau Güell, una obra de Gaudí, cuyas formas llaman la atención sobre el resto de edificios colindantes.
Hemos querido visitar la Iglesia de San Pau del Camp, así que nos hemos desviado de La Rambla, y ahí ha comenzado nuestra aventura. Después de ver esta pequeña pero encantadora iglesia, nos hemos perdido por la zona del Raval y sus calles que no parecen demasiado seguras. Después de un buen rato caminando totalmente desorientados, hemos conseguido ubicarnos y tomar el camino adecuado para dirigirnos al Museo de Arte Contemporáneo. Del edificio en sí no nos ha llamado nada la atención, pero el ambiente era muy llamativo: había un montón de gente haciendo verdaderas virguerías con el skate. Desde esta zona, hemos vuelto a La Rambla para visitar el Mercado de la Boquería, famoso por sus puestos de fruta y zumos naturales. Para terminar el recorrido de hoy, nos hemos dirigido a Plaza Cataluña, hemos conocido el Hard Rock aunque nos ha sido imposible cenar allí por la grandísima cola, y, dado que nuestras piernas nos pedían a gritos un respiro, volvimos al hotel para ducharnos, cenar tranquilamente y dar un paseo viendo de fondo la Torre Agbar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario